jueves, 24 de diciembre de 2020

Las incoherencias lógicas en cierto argumento libertario que se opone a la eutanasia



Actualizado por última vez el 31/10/2021
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El objeto del presente artículo es el de responder a un vídeo¹ publicado en YouTube por el activista libertario Benjamín Santamaría, en el que expone su visión sobre la eutanasia. Sin embargo, y aunque pueda pensarse lo contrario, en este artículo no estoy tomando postura política alguna, sino que solo intento explicar por qué, desde una postura racional, analítica, y desde la pura razón, el pensamiento de Benjamín es internamente incoherente. Es decir, que incluso asumiendo la validez de sus premisas -que son, en resumidas cuentas, las de la ética liberal-libertaria-, de allí no se derivarían lógicamente las conclusiones que se pretende probar.


Como bien nos dice en el vídeo, según Benjamín, la eutanasia no es solo inmoral, sino que, también -al menos, como deja claro, en el contexto actual-, debe ser ilegal (él mismo realiza esta distinción). Benjamín comienza su argumentación afirmando que “Las acciones humanas deben ser libres”. Vamos a darle una validez meramente hipotética a esa afirmación como una de sus premisas, que parece reposar sobre una de las bases axiomáticas de la teoría libertaria, a saber, el principio de autopropiedad. Luego nos indica que que, ahora mismo, las decisiones que tomamos no son libres porque vienen influenciadas por un contexto que no ha sido formado en condiciones de libertad y voluntariedad -en resumidas cuentas, que son influenciadas por la coacción del Estado-. Hasta este punto, no hay incoherencia alguna en su pensamiento. El problema surge cuando Benjamín deduce de estas premisas la conclusión de que las decisiones influenciadas por predisposiciones externas -coactivas o no- deben ser prohibidas, al no ser verdaderamente voluntarias. 


Su argumento adolece de varios grandes problemas, que expondré a continuación:


1. Benjamín se queja de que estas decisiones estén influenciadas por un contexto coactivo y planificado -hace un especial énfasis en su crítica a la que él llama “mentalidad de planificador” de quienes defienden la eutanasia-. Acto seguido, nos dice que si una sociedad permite la eutanasia, se estará normalizando y extendiendo culturalmente la misma a situaciones en las que no debería aplicarse. Aquí veo una enorme incoherencia, y es que esta última frase, sobre todo aquel “debería” está hipercargado de una mentalidad de planificador e ingeniero social, que es justo lo que él mismo acababa de criticar. Según Benjamín, el problema con normalizar la eutanasia sería que esta se extendería a ámbitos donde no debería existir. ¿Y quién decide dónde debe y dónde no debe existir tal o cual fenómeno social no directamente coactivo? ¿De qué manera un libertario como Benjamín puede aceptar la premisa de que tal cosa es posible sin caer inmediatamente en una enorme contradicción? La afirmación que realiza Benjamín es muy poco lógica, y demasiado sentimental, y es un hecho que las emociones por sí mismas nunca nos han llevado a conocer ningún tipo de verdad. Resulta evidente que él no ha llegado a la conclusión de que la eutanasia debe ser prohibida por haber seguido un razonamiento riguroso y metódico en base a premisas correctas que lo haya convencido de tal conclusión, sino más bien al revés: Benjamín, por sus preconceptos infundados, del tipo que sean, estaba convencido de que la eutanasia debe ser prohibida, y luego buscó una forma de justificarlo -que, por cierto, tampoco es muy buena-.


2. Benjamín no solo incluye a las influencias que pueda ejercer el estado en la decisión de tomar o no la eutanasia, sino que también incluye a las familias. Supongamos que yo soy un anciano al que le queda medio año de vida, y mi pobre familia me presiona para que acepte tomar la eutanasia, con tal de preservar la economía familiar. En este caso, según Benjamín, se me estaría presionando a tomar una decisión que, sin la existencia de esa presión sobre mí, yo no habría tomado. El error que comete en esta argumentación es que olvida que los humanos no somos átomos, y que toda decisión está influenciada de una u otra manera por mi entorno, y no por eso deberían ser prohibidas. Las circunstancias no pueden ser borradas, y ninguna decisión se toma en un edén con superabundancia de recursos y aislado de toda sociedad que pueda influenciarnos -que no coaccionarnos-. Evidentemente, a nadie le agrada el hecho de que un anciano decida tomar la eutanasia por presión familiar. Si un libertario como Benjamín quiere buscar soluciones, puede utilizar herramientas que no contradigan a su teoría, como la persuasión, el activismo pacífico, las donaciones o recurrir a -o hasta fundar- una asociación benéfica, y cualquiera de estas acciones sería totalmente compatible con el libertarismo filosófico que predica el señor Santamaría. Benjamín no aporta ningún argumento que demuestre por qué el caso de una familia que presione a un anciano a tomar la eutanasia sería contrario a la ética de la libertad, ni explica por qué sería diferente a cualquier otro tipo de influencia que distintos factores de la sociedad ejercen sobre nosotros día tras día y a las que él no ve como malas. Repito, personalmente puede parecerte repudiable -y es natural que así sea-, pero el mismo Benjamín parece diferenciar, como detallé al principio, a la moral personal de la ética universal.


3. Se puede argumentar que esta decisión, incluso aunque la familia no esté coaccionando violentamente al anciano, sino solo presionándolo, sin ejercer ningún tipo de coerción, está también viciada por la coacción estatal. El argumento vendría por el lado de “pero, sin la existencia de los impuestos, y el cortoplacismo generado por las políticas coactivas estatales, esta familia podría permitirse el mantener a este anciano, y no tendrían que recurrir a la eutanasia”. El problema es que de estas premisas se deduce una conclusión errada, a saber, que al no ser las condiciones de decisión totalmente libres, entonces la decisión es antiética y debe ser prohibida, o legalmente impedida. No obstante, puede ser fácilmente demostrada la contradicción en la que cae cualquier libertario que pretenda afirmar tal cosa argumentando que a) bajo este razonamiento, y al ser prácticamente toda decisión influenciada por coacción estatal de algún u otro modo, toda decisión debería prohibirse y así nadie podría actuar en absoluto (Ej: yo compro pan en vez de caviar por culpa de los impuestos, entonces, esta decisión está influenciada por coacción estatal, por tanto, se me debe prohibir comer y debo morir de hambre), o b) incluso en el caso de que se exijan conexiones más directas entre la coacción y la decisión, siguiendo la lógica de Benjamín, se deberían prohibir, por ejemplo, las cerraduras y las alarmas, en tanto que la gente las utiliza debido a la amenaza de malhechores invadiendo su propiedad. Como es evidente, estas afirmaciones caen por su propio peso, y lo mismo pasa con la afirmación de Benjamín. Lo mismo ocurriría con ir a una clínica a ser atendido porque alguien me disparó con una pistola en la pierna: tal decisión estaría, también, influenciada por una coacción externa inmoral, que en este caso sería la agresión armada del pistolero hacia mí. Lo que se debe eliminar, a lo sumo, es la coacción externa y, mientras ésta exista, dejar a los individuos tomar decisiones dentro de las posibilidades que tengan en esa circunstancia particular, ya que -y esto es un axioma praxeológico que un autoproclamado economista austríaco como Benjamín no puede negar- cualquier decisión que tome este individuo le beneficiará más que si se le prohíbe hacerlo, ya que si la ha elegido es porque ha visto que es la que más útil era a sus fines -repito, dentro de la visión libertaria austríaca de Santamaría-.


4. Aquí quiero realizar dos breves apuntes y es que a) resulta altamente contradictorio el criticar a la visión economicista/utilitarista de muchos defensores de la eutanasia, pero luego argumentar que “la eutanasia no debe permitirse porque es el primer paso para que una sociedad desaparezca”, en tanto que esta última se trata de una argumentación completamente utilitarista y consecuencialista, mas no sustentada en la ética de la libertad, que es la que Benjamín sostiene; y b) que se hace evidente que Benjamín tiene una mentalidad de planificador -cosa que él criticaba- cuando afirma lo siguiente: “yo no estoy en contra de que se permita la eutanasia en una sociedad que valora la vida, ya que nadie la va a practicar”. Básicamente diciendo que solo está a favor de la libertad cuando los individuos hagan con ella lo que a él le plazca. Para eso, que no dé libertad en absoluto.




      Referencias:


  1. ¿Por qué creo que la eutanasia ha sido un error?, publicado en YouTube el 19 de diciembre de 2020 por Benjamín Santamaría.

miércoles, 12 de agosto de 2020

Entrevista a Miguel Anxo Bastos Boubeta

 



(Publicado originalmente en el sitio web de prensa Mises Report)


Miguel Anxo Bastos es un personaje de sobra conocido en los ámbitos liberales, libertarios y anarcocapitalistas hispanohablantes. Es licenciado en Ciencias Económicas y Doctor en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad Santiago de Compostela y Licenciado en Ciencias Políticas por la UNED. Actualmente se desempeña como catedrático en la USC, impartiendo docencia en la Facultad de Ciencias Políticas y de la Administración, siendo las políticas públicas su especialidad, aunque es más conocido por su faceta como divulgador, habiendo realizado varias conferencias para instituciones de renombre como el Instituto Juan de Mariana o la organización Students for Liberty. Ha escrito también decenas de artículos divulgativos y papers sobre los temas más diversos, desde teoría del estado, pasando por la economía hasta llegar a la literatura.

Le propuse al profesor Miguel Anxo Bastos realizar esta entrevista con motivo de su cumpleaños y con el fin de poder conocerlo mejor. Sin duda tendrá mucho que contarnos.

  • Saludos, profesor Bastos. Me gustaría introducir la entrevista con una pregunta simple, pero crucial para entender su pensamiento: ¿Cómo fue su primer contacto con las ideas de la libertad?

Fue un cúmulo de casualidades. Un libro de Hazlitt comprado en un kiosco, un profesor que me habló de Socialismo de Mises (en un contexto crítico) y una cita casual de Rothbard en un libro sobre privatizaciones. Más adelante, un alumno me informó de que vio un libro de éste en una librería… Viejos clásicos austríacos descubiertos en la biblioteca de economía de Don Xaime Isla Couto en Vigo… Después llegó internet.

  • ¿Han influído los valores o creencias familiares en su pensamiento actual?

Mi familia, en muchísimos aspectos me influyó y sigue haciéndolo. Pero, entre otras cosas, y dada la naturaleza de la entrevista, diré que me influyó principalmente la ética de trabajo de mis mayores.

  • Hoy cumple usted 53 años. ¿Qué diferencia ve en su pensamiento actual con el que tenía hace 10, 20 o 30 años? ¿Qué le ha influído? O, en términos generales, ¿cómo fue la evolución de su pensamiento hasta el que tiene a día de hoy?

Cambió mucho y supongo que en algunos aspectos seguirá cambiando. Pasé de una suerte de conservadurismo intuitivo al marxismo de mis años de universidad, luego al liberal-conservadurismo, y con el tiempo me hice filosóficamente ancap. Mi cambio principal fue la conversión al anti-imperialismo desde el globalismo “ingenuo” que defendía.

  • ¿Podría nombrar a 10 autores que considere claves para entender correctamente la libertad?

Rothbard, Mises, Pipes, Hazlitt, Hayek, Schoeck, Lepage, Oppenheimer, Andreski y Lew Rockwell.

  • ¿Cree que el boom de las redes sociales y de internet ha mejorado la situación de las ideas de la libertad en nuestra sociedad, o más bien todo lo contrario?

Sí que la ha mejorado sustancialmente, básicamente por la posibilidad de acceder fácilmente a la información y el crecimiento del número de interesados en ella. El único problema que veo es que se pueda banalizar por el recurso a la inmediatez de las redes, que sustituyen a veces el meme por el estudio calmado.

  • Si pudiera ser presidente de España por un día, sin verse limitado por la constitución o el parlamento, ¿qué haría?

Interaría restaurar los derechos de propiedad clásicos. Luego todo vendría de ahí.

  • En algunas conferencias ha afirmado llegar a leer un libro por día, ¿puede explicarnos cómo llegó a desarrollar este increíble hábito?

Es cuestión de entrenamiento y de saber buscar huecos. Bohm-Bawerk decía a sus estudiantes que llevasen siempre un libro consigo para aprovechar los ratos muertos. También uso trucos de lector, como usar puntos de lectura o asociar a la lectura con momentos gratos. Prefiero las bibliotecas y los cafés a casa. En casa hay muchas distracciones.

  • No cabe duda de que usted es un empedernido lector, y ha escrito artículos y papers muy interesantes. Pero hay algo que muchos esperamos hace años. ¿Tiene pensado o está en proceso de escribir un libro?

Lo tengo en la cabeza, pero creo que me despisto y me es imposible centrarme en un solo tema. Sería una suerte de teoría del estado.

  • Muchas veces ha dicho que en un movimiento político o ideológico, como puede ser el libertarismo, es importante la dureza y la pureza. En este ámbito, ¿qué le diría a quienes abogan por una unión liberal

La unión liberal o el fusionismo son movimientos políticos para intentar crear un programa común. En el ámbito académico, en cambio, no cabe el compromiso. Debe triunfar la idea más correcta, aunque sea impopular.

  • ¿Cree que hay futuro para la libertad, o estamos indefectiblemente condenados al estatismo y su perverso accionar? ¿Cómo podemos ayudar a crear una sociedad cada vez mas libre?

No esperemos a la sociedad libre. Puede parecer una frase de un libro de autoayuda, pero siempre hay que comenzar por uno mismo, sin esperar a ver qué hace el resto.

  • Para usted, ¿la vía para llegar a la anarquía será política o revolucionaria? ¿Qué opinión le merecen armados políticos como el PLIB? ¿Cree que servirá de algo o se inclina a una solución más revolucionario-agorista, de desobediencia civil y tiranicidio?

Yo creo que vendrá más por el ámbito tecnológico o por el cambio de costumbres que por algún tipo de revolución puntual. No veo mal la política libertaria y  podría  conseguir algún resultado, como podría ser influir en algunos puntos sobre los partidos mainstream. El problema de los partidos libertarios es que, tarde o temprano, tendrían que pactar con partidos que no lo son y ahí podrían surgir problemas, salvo que estuviesen muy bien organizados.

  • Según su página de Wikipedia, usted es o fue un defensor del nacionalismo gallego. ¿De qué manera cree que se puede conciliar esta postura con el anarcocapitalismo/libertarismo?

Rothbard explica muy bien en varios de sus ensayos que los sentimientos nacionales o religiosos pueden operar perfectamente como factor de cohesión en una sociedad sin estado. Los humanos no son átomos y, quieran o no, están incrustados en una serie de valores culturales, linguísticos o morales que contribuyen a conformar sociedades. Se puede perfectamente sentirse leal a una comunidad nacional sin tener que apoyar un estado. El debate de la secesión también podría estar relacionado con esto, pues la amenaza de secesión es un enorme freno a los estados. Esto lo vio Mises muy bien en sus obras políticas.

  • En los últimos años se ha popularizado bastante el uso de criptomonedas como Bitcoin para escapar del control gubernamental. ¿Qué opinión tiene usted respecto a este tema? ¿Cree que en una sociedad anárquica seguirían teniendo futuro estas monedas?

Las criptomonedas es buen ejemplo de soluciones de mercado que parten de principios libertarios. Yo soy defensor del patrón oro clásico, pero la existencia del Bitcoin o el Ethereum puede servir para ensayar soluciones que valgan para el futuro, tanto con la propia criptomoneda como con la tecnología blockchain asociada a ellas.

  • Hay verdaderos héroes libertarios que son desconocidos por gran parte del público liberal. Es el caso, por ejemplo, de Julian Assange, que fue hace relativamente poco extraditado a los Estados Unidos. Es también un autodeclarado anarquista y libertario Asumo que usted lo conoce. De ser así, ¿qué opinión le merecen él y WikiLeaks, su organización?

No conozco bien el caso del señor Assange, pero si de sus filtraciones. De ser ciertas corroboran las teorías del estado de los ancaps y de sus predecesores, los liberales franceses, de que los estados -incluso los más modernos- tienen un lado oscuro y violento.

  • ¿Conoce autores argentinos con valores libertarios que valga la pena leer?

Claro. Desde los Benegas Lynch, padre e hijo o Martín Krause y la gente de ESEADE o el mismo Borges, que si bien no se metía en estos temas, era un anarquista conservador. La revista Libertas fue desde el comienzo una de mis referencias intelectuales. Y a día de hoy me consta que existen muchos libertarios jóvenes y de una calidad excelente como los hermanos Ravier, los Cachanovsky o apasionados defensores de la libertad como Javier Milei. Y seguro que me olvido de muchos.

  • Usted tiene una conferencia entera dedicada a hablar de literatura, y ha afirmado en varias ocasiones ser un lector empedernido de obras literarias. ¿Podría explicar brevemente qué relación guarda la literatura con el mundo de las ideas y de que forma se interrelacionan?

La literatura explica con imágenes cosas que los tratados más serios no son capaces. La descripción de la inflación alemana que hacen Zweig o Fallada son mucho más potentes que las que se pueden encontrar en los teóricos de la inflación, pues explican lo que le acontece al hombre real. En Política, el Michael Kolhaas, de Von Kleist, por ejemplo, ejemplifica la naturaleza del poder mejor que muchos tratados de teoría del estado.

  • ¿Puede nombrar algunas obras literarias que hayan influido en su pensamiento o forma de ver la vida?

Muchas. La obra de Charles Nodier me gusta mucho (extraño personaje asociado con todo tipo de conspiraciones) por su magia. Tolkien en la infancia me influyo y aún sigue haciéndolo. Robert Penn Warren, viejo conservador, me gusta también. En especial su obra traducida como La vida es difícil. Michel Tournier,  con su genial El rey de los alisos. En Galicia, Alvaro Cunqueiro o Vicente Risco siempre me han fascinado. En español no voy a salir del tópico. Me gusta García Márquez, menos su obra más célebre, Cien años de soledad, y Vargas Llosa nunca me defrauda. La literatura argentina también me interesa. Sábato, por ejemplo, u Horacio Quiroga o Piglia, con su Plata quemada. Pero todos los libros que he leído han influido algo, unos más y otros menos, unos para bien y otros para mal.

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